10.04.2007

Cuidado con eso

Por BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO

El periodista canadiense William Khrem escribía para The New York Times cuando lo despojaron de la nacionalidad norteamericana porque publicó un libro titulado en español "Democracias y tiranías en El Caribe". En esos tiempos Juan Bosch escribiría en el exilio "Póker de espanto en El Caribe". El libro de Bosch estuvo perdido muchos años en cajas y baúles que anduvieron varios países hasta que sus originales fueron hallados, si no recuerdo mal, en una caja que me había dado a guardar, donde también apareció un libro de cuentos del escritor chileno Alberto Baeza Flores.

Los libros de Khrem y Bosch contenían descarnadas descripciones de los abusos, torturas y violaciones a los derechos humanos cometidos por dictadores y tiranos latinoamericanos, la mayoría de los cuales actuó bajo la sombrilla de la "política del buen vecino" instaurada por el presidente Franklin D. Roosevelt.

Curiosamente, los buenos vecinos todos eran dictadores férreos, negadores de las libertades públicas, de los derechos humanos y de la igualdad ante la ley.

No en vano diría después el general D. D. Eishenhouer, cuando fuera presidente que Trujillo (Rafael L.) era su "son of a bitch" (hijo de la gran puta) por lo que los gringos lo apoyaban.

El colombiano Germán Arciniegas escribió "Entre la libertad y el miedo" donde describe, analiza, enfoca y denuncia las dictaduras en América Latina.

Estados Unidos convertido en gran potencia luego de la guerra civil de 1861-1865 entre el sur esclavista y el norte industrial, inició el siglo pasado con la política de expandir sus mercados, echar a Europa de este continente y dominar comercial y políticamente la región.

Comenzaron con la ocupación, pura y simple, con sus propios soldados, luego se las arreglaron para mangonear los ejércitos nacionales y convertirlos en fuerzas de ocupación de sus propios países, a favor de los norteamericanos.

Así como Estados Unidos necesita el petróleo y cualquier fuente de energía que mantenga iluminados los mil y un palacios de luz de la capital del juego: Las Vegas y otras actividades de mayor beneficio para su población, también necesita tener resguardadas sus espaldas con una América Latina que le sea favorable o, por lo menos, que no le produzca dolores de cabeza muy fuertes.

La respuesta a los reclamos de las masas del cono Sur, en las décadas de 1960 y 1970, fueron los gobiernos militares que acogotaron a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú.

Detrás de las alianzas militares transnacionales de generalotes que nunca estuvieron en un frente de guerra, siempre estuvo el gobierno norteamericano y su poder militar.

Eso que llaman la "doctrina" de las fuerzas armadas, son inventos de los norteamericanos para deslumbrar y lavarles el cerebro a los guardias nuestros que tienen otros intereses y deben tener una conducta y una visión diferente.

Un estudio realizado por instituciones norteamericanas dice que la mitad de la gente en 21 países del continente justificaría un golpe de Estado, debido a las condiciones de violencia criminal. Seguro que la encuesta no contempla los criollos deportados de Estados Unidos luego de hacer un doctorado en ciencias para la comisión de crímenes.

Me preocupa profundamente ese estudio titulado "Barómetro de las Américas" realizado por el grupo estadounidense Proyecto de Opinión Pública para América Latina, financiado por la Oficina para Latinoamérica y el Caribe de USAID, oficina del gobierno norteamericano que administra distintos programas civiles, por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Universidad Vanderbilt a través de su Centro para las Américas.

Hay que estar alerta para que no vuelvan a gobernar el taconeo de las botas y el choque de los sables. ¡Ojo pelao!

Fuente: Periódico Hoy, 3 de octubre de 2007

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