8.30.2007

Un juez dominicano por la diversidad suprema

Lorenzo Morales / EDLP

Nueva York — Aunque sus fallos más conocidos son los que tienen que ver con famosos (Robert de Niro, Jeff Koons o Janet Jackson), para Rolando Acosta, juez de la Corte Suprema de Nueva York desde 2002, los más importantes han sido los que no tienen nombres grandilocuentes.

Hace pocos días Acosta falló a favor de José Gómez, un inmigrante indocumentado que quedó parapléjico a causa de un accidente en su trabajo. La compañía que había contratado a Gómez quería eludir su responsabilidad de compensarlo.

Pese a que hace años no concede entrevistas, Acosta - elegido juez del año por la Asociación Nacional de Jueces Hispanos en 2004- accedió a hablar con EL DIARIO/LA PRENSA sobre su trabajo y la representación latina en el sistema de justicia de la ciudad.

Usted es el primer y único juez de origen dominicano elegido a la Corte Suprema. ¿No le parece que hay poca representación de esa comunidad en el sistema de justicial?

Sí, es una pena. Soy el primero y no quisiera ser el único. Estamos hablando de una comunidad joven. Por ejemplo la comunidad puertorriqueña tiene muchos más jueces aunque todavía yo diría no suficientes. Mucha gente tiene la impresión que el juez debe ser un tipo anglosajón, por lo general hombre y con el pelo cano. Eso ya pasó a la historia.

¿Le parece que la justicia en la ciudad es suficientemente diversa?

Creo que debemos apoyar la fórmula que de paso a un sistema más diverso. Hoy en día no hay suficientes mujeres latinas en la justicia, no hay suficientes latinos en general. ¿Cuál es el numero adecuado? El número que sea representativo de la población. Nosotros como latinos, tenemos que estar envueltos en Wall Street, en la oficina de la fiscalía, del gobernador, del alcalde. Tenemos que estar envueltos en todo aspecto de la sociedad, no sólo en lo que los políticos deciden que podemos estar envueltos.

¿Y cómo se puede mejorar la representación?

En el Bronx, donde hay una población tan grande de latinos, hemos conseguido un número más alto de jueces latinos en la corte civil, donde los jueces son elegidos. (En la corte criminal, son nombrados). En Manhattan todavía no hemos llegado a los números que yo creo son necesarios basado en la población del condado.

¿Le ha generado problemas el fallo a favor de José Gómez en un momento en el que el tema de la inmigración despierta tantas pasiones?

La verdad no; aunque no voy a decir que fue un caso fácil. Basado en los datos que tenía, mi obligación era hacer justicia, no hacer una decisión basado en si le va a gustar a alguien o no. Esa es la importancia de una rama judicial totalmente independiente de posiciones políticas. Pero su decisión está en el corazón de un debate más grande sobre los derechos de los inmigrantes, independiente de si tienen documentos o no. Eso le da un impacto político.

Siempre hay muchas criticas a las decisiones que los jueces tomamos. Sin embargo, nosotros como jueces no podemos opinar sobre las decisiones ni tampoco podemos defendernos de las críticas. Lo que yo creo está escrito en el fallo.

Los hispanos son el grupo peor representado en los jurados que deciden los hechos en casos criminales y civiles en las cortes de Manhattan, según un estudio reciente de Acción Ciudadana, una organización de Albany. ¿Cuál es su experiencia?

La composición del jurado juega un papel sumamente importante en la justicia. La rama judicial tiene que hacer un trabajo más fuerte para asegurar que los jurados sean representativos de la comunidad. Es una obligación sagrada. Yo lo veo todos los días: veo un acusado latino masticando el inglés en medio de un jurado donde todos los individuos son blancos. A veces la falta de diversidad es también de clase social. Para mí eso no es bueno. Eso no crea la legitimidad necesaria para nosotros poder dispensar justicia con calidad.

El Diario/La Prensa de Nueva York, 30 de agosto de 2007

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